Ancestros esmeraldeños

 


El primer paso para liquidar a un pueblo es borrar su memoria. Destruir sus libros, su cultura, su historia. Luego hacer que alguien escriba nuevos libros, manufacture una nueva cultura, invente una nueva historia.. (Kundera, el libro de la risa y el olvido 1979).

Según estudios antropológicos y memorias escritas de las expediciones españolas, nuestra querida Esmeraldas, registra huellas de la existencia de varios pueblos ancestrales ubicados en distintos puntos de nuestra geografía esmeraldeña, que poco o nada conocemos de ellas

. Pues, la historia que nos han contado, rige desde el arribo de Bartolomé Ruiz, que llegó por la bahía de San Mateo en 1526. Historia escrita, difundida y preservada por el conquistador colonial y sus descendientes. Bien lo ha dicho Michel Rolph Trquillot, al señalar: “La Historia es fruto del poder, pero el poder mismo nunca es tan trasparente como para que su análisis sea algo superfluo. La mayor característica del poder puede ser su invisibilidad; el mayor reto, mostrar sus raíces”.

Según los conquistadores, nada existía antes de ellos. No había historia, cultura, lengua ni cosmovisión ancestral. Para el conquistador, nuestros ancestros eran seres salvajes, que había que civilizar con el evangelio colonial.

Es importante que nuestras autoridades locales, por un lado, recojan todos los aportes antropológicos y sociológicos investigados para crear una biblioteca y museo de nuestras raíces y culturas. Por otro, emitan políticas públicas incluyentes que contribuyan a fortalecer la diversidad cultural del que proviene el pueblo esmeraldeño, en el marco de generar un reencuentro, valoración y apropiación con las raíces ancestrales. Hay que promover la diversidad cultural que nos identifica como pueblo.



Por ello, Muisne, Atacames, Esmeraldas, Eloy Alfaro, San Lorenzo del Pailón y Quinindé, están obligados con su cordón umbilical, erigir en sus parques, plazas, balnearios y avenidas principales, monumentos que vivifiquen a los pueblos ancestrales: Campaces, Niguas, Atacames, Tachina, Tiaone, Balao, Cayapas, Malabas, Tolita, Yumbos y Lachas. Grupos sociales nativos que convivieron en dichas circunscripciones territoriales desde antes de la colonia rapaz, entregándonos valiosos aportes en el campo de la orfebrería, la artesanía, gastronomía, la agricultura, la cerámica, la historia y la cultura, entre otros.

Hay que recuperar las piezas arqueológicas que se encuentran en museos y bibliotecas de otros países. Es bueno que empecemos por impulsar el turismo cultural.

No debemos olvidar que somos un pueblo diverso en cultura y consanguinidad ancestral. Debemos estar apropiado y orgulloso de nuestros pueblos originarios. Hay que recuperar los nombres que nuestros ancestros designaron a los pueblos donde residieron.

He allí el reto para forjar nuestra identidad cultural.

 





Pieza arqueológica encontrada en las Piedras, representa una similitud con un niño de Tiaone.


Pieza arqueológica encontrada en las Piedras, recoge una similitud con un niño de la comunidad de Borbón.


Pieza arqueológica encontrada en Tachina, recoge una similitud facial con el rostro de una niña Chachi





Indígenas Cayapas


Papa Roncón, representante del pueblo afro esmeraldeño



Referencia.

 

Josefina Palop Martínez (1994), Mapa étnico del sur de Colombia y norte del Ecuador durante los siglos XVI y XVII, publicado en la revista española de Antropología Americana. Edit. Complutense, Madrid.

José Alcina Franch (1985), La arqueología de Esmeraldas (Ecuador) = Estado de la cuestión y perspectivas

Judith Nieto López (2006), El deber de la memoria, la imposibilidad del olvido. Alcances ético-políticos

M. Acosta Solís (1944), nuevas contribuciones al conocimiento de la provincia de Esmeraldas, tomo 1. 
















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