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“Adorna tus palabras con la pureza de tus acciones”.
Bahá´u´lláh, maestro espiritual persa.
Llegó para administrar el gobierno autónomo municipal de Atacames por el
periodo 2004 – 2009 con el ofrecimiento de construir, entre otras obras, el Palacio Municipal.
Su estilo demagógico de gobernabilidad lo llevó a enredarse en medio del
escándalo de corrupción y los hilos de las glosas que le impusiera la
Contraloría, que le fue imposible honrar su promesa electoral en dicho periodo
de gobierno.
Con la astucia de un Dante muisneño, fue reelecto por un periodo más
(2009 – 2014), gracias al apoyo de seres autómatas con oídos ilusos, atrapados
por la oferta, creyeron que esta vez si era posible que la obra del palacio municipal
se construya.
El 5 de diciembre del 2013, tratando de mantener viva la ilusión de la
obra, entre bombo y platillo anuncia que, para febrero del 2014, se terminaría
de construir el tan anhelado palacio de gobierno local, que tampoco pudo
cumplir.
Dice un proverbio: El hombre es el único animal que tropieza dos veces
en la misma piedra”.
Nuestro pueblo cayó por tercera vez en las redes del espejismo. Los
seres ilusos engañados por una dádiva fugaz lo eligieron para el periodo
(2019-2023), embriagados con el canto de sirena, de que, para noviembre del
2019, recibirían la tan esperada obra.
Hoy, septiembre del 2019, según nuestro “mesías” la terminación del
palacio se posterga para el 2020. De seguro que, en dicho año, dirá que lo
culminará para el 2022.
Alguien dijo: “Ambos se dañan a sí mismos: el que promete y el que
espera demasiado.
Señores, por el bien de Atacames y de quienes laboran en el Municipio,
se debe de una vez por todas terminar con esa obra y así honrar al pueblo.
Basta de postergar infinitamente la promesa.
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